Mamá tranquila, nacimiento pleno, bebé feliz.
La palabra doula viene del griego y significa mujer al servicio de otra. En realidad, una doula es una acompañante y guía, que brinda apoyo físico y emocional en el momento del nacimiento. Su función es tranquilizar y auxiliar para que tanto tú, como tu pareja y tu bebé, pasen por esta experiencia lo más suave y armoniosamente posible.
La doula utiliza puntos de acupresión para aliviar tensiones, ayuda a regular tu respiración, te da masaje, sugiere posiciones, ayuda al pujo y estimula el apego temprano y la lactancia.
Una doula crea un ambiente de intimidad y armonía; respeta tu proceso y promueve la recepción amorosa que tu bebé necesita, para preservar el precioso vínculo entre mamá, papá y bebé.
Parto humanizado, nacimiento suave y tranquilo. Tu cuerpo y el de tu bebé están diseñados para el nacimiento natural.
Cada etapa del trabajo de parto es perfecta y cumple con una función específica, que los beneficia a tu bebé y a ti durante el proceso mismo, durante su crianza, y aunque suene increíble, por el resto de la vida de tu bebé. La calidad de la recepción de tu hijo a la vida, la forma en que inicia su viaje en este mundo, determinará la
calidad de su salud física, mental y emocional.
Por eso es importantísimo dejar que la sabiduría de tu cuerpo y del de tu bebé, determinen el ritmo y la forma en que se desenvolverá el nacimiento, sin intervenciones mecánicas de rutina, a menos que estas sean indispensables.
Para eso es necesaria tu preparación previa, con un curso psicoprofiláctico, y la asistencia de una doula, que te acompañe en ese gran momento.
En caso de que una cesárea sea indispensable, porque las condiciones específicas determinen que es lo mejor para mamá y bebé, la doula desempeña un papel igual de importante, ya que también acompaña en este proceso, indica a mamá y papá qué hacer, qué esperar, promueve el apego inmediato y reconforta a todos.